Y vivo allí en mi mundo imaginario, donde tal vez pierdo la conciencia, donde todo es posible donde la luna y el sol salen juntos por pasión, donde la vida amarra y donde los grandes sueños se reflejan en instantes, donde no hay dolor que combata con la felicidad, donde las estrellas brillan por placer, y solo recuerdo , y no me devuelvo y me sorprendo del día en que dejé resolver todo a mi corazón para amar con pasión y gritar tan fuerte que la tierra retumbe y abrazar los mágicos momentos y tragármelos para que nunca se vayan de mi.
Regresar a mis pasos vacíos donde quedaron todos los recuerdos, a donde nunca más volveré, en donde viví por tiempos, en donde cada compás marcaba el ritmo de mi vida, donde soñé con estrellas y cuentos de hadas, donde habían príncipes y princesas haciéndome reverencia , pero donde aprendí a confiar solo en mí, donde aprendí que las promesas son solo instantes fugaces como cuando amas, aprendí a olvidarme del mundo para creer en la vida, en mi vida, esa que siempre lleva mi interior a estados de sabiduría, en donde cada pasión y cada momento son la armonía y el amor, pero son efímeros, donde mi espíritu abre sus alas para arrancar de nuevo, porque aprendió que cuando cae bien duro es donde más aprende, porque entendió que la evolución se hizo de dolor, porque encontró razones más importantes para vivir sin tener que compadecerse de sí mismo, sin auto reclamarse por lo que ayer fue y hoy ya no es, comprendiendo finalmente que la vida se hace de instantes ni buenos ni malos, porque son solo son eso!!
Es el regalo del dolor...
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