No me gusta la gente que se pone límites mentales y que
hacen lo posible por ponérselos a otro, no me gustan las personas que no saben
desafiar el Status Quo, tampoco las que viven con miedo, las que no abren su
mente y se establecen barreras para no avanzar en su vida, las que se frustran
por no alcanzar lo que se han propuesto y se quejan toda su vida por ello
culpando a los demás, las que critican lo que la gente hace aunque en el fondo también
quisieran hacerlo, las que tildan de loc@s a otros por no seguir los “parámetros”
sociales, las que no saben disfrutar la vida, las que ven a los jefes como
reyes porque su mente no les da para verse en esa posición, aquellas que viven
por otros, a las que les falta dos dedos de frente para ver el mundo desde otro
punto de vista, las que no hacen “lo que se les da la gana” por temor al qué
dirán, las que no aman por temor a ser heridas, las que no bailan ni hacen el
intento, las que no se pueden despeinar porque se estresan, las que viven con
su garganta enferma por no expresar todo aquello que en su interior quieren
gritar, las que tienen siempre los ojos y los dedos listos para juzgar a otros
pero no se ven a sí mismas, la gente que no piensa en grande, que no tiene sueños
ni metas en su vida.
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